viernes, 11 de diciembre de 2009

¿Cómo ganar a nuestros jóvenes?

Por LUCAS LEYS

Más de 100 niños amontonados y portándose mal escuchaban, aunque a
decir verdad, usar la palabra “escuchar” quizás es demasiado
optimista. ¿De quién habría sido la idea de traer a ese misionero de
palabras lentas a hablarle a un grupo de niños de 9 a 11 años acerca
de estar dispuestos a ir a las naciones? Aunque todo lo que suene a
“lejos” y a “aventura” puede ser atractivo a esa edad, aquí el
ambiente era caótico. No se podía divisar a nadie prestando atención.

Por fin llegó la conclusión y el llamado a estar dispuestos a ir por
las naciones predicando a Jesús. El hombre hizo un silencio, abrió sus
manos y simplemente dijo: “el que esté dispuesto que venga al frente”.
Nadie pareció escuchar. El ruido no disminuyó, pero de entre el
desorden dos niños avanzaron al frente. Una niña llamada Adriana
Benítez y el niño que peor se portaba en todo el campamento. Sí. “La
piel de Judas”, “la oveja negra”, “la encarnación del desorden”. O al
menos así lo llamaban. Su prima, que estaba a su lado, trató de
detenerlo pensando que era tan solo otra broma. Trató de sentarlo por
la fuerza, pero él insistió. Recuerdo la escena perfectamente porque
ese niño era yo.

Cuando el resto de los niños nos vieron en el frente el salón se llenó
de asombro y, por primera vez, se escuchó en el silencio la voz del
misionero. Oró por nosotros y nos hizo repetir una sencilla oración
dedicando nuestra vida a ir donde el Señor nos llame.

Desde aquella experiencia muchas cosas pasaron, pero de tanto en tanto
me veo obligado a recordarla porque me vuelvo a encontrar con Adriana
en algún país diferente. Hace un tiempo fue misionera en Bolivia,
luego en Colombia y Costa Rica. Ahora está en África, desde donde me
sigue invitando a predicar.

Aquella experiencia me marcó por el significado del compromiso que
tomé. Y mirándola hoy, a la distancia, me grita que es importante
tomar en serio a nuestros niños y a nuestros jóvenes, y que cuando
predicamos debemos creer que el Espíritu Santo avala nuestro esfuerzo
aún cuando parece que no nos están prestando atención.

Algunos pasos y una gran clave
Un promesa bíblica dice que la Palabra de Dios provocará resultados
(Isaías 55:11). Y debemos creerlo. Si a los jóvenes solo los
entretenemos con religiosidad para que se porten bien durante las
reuniones, no veremos esos resultados, pero si les comunicamos la
Palabra de Dios de manera relevante e inteligente, y confiamos en la
acción del Espíritu Santo, entonces sí los veremos. ¡Esa es la gran
clave! Que aprendan a entender el plan de Dios para sus vidas. ¡Eso
cambiará el curso de sus decisiones!

Estos son algunos pasos para lograrlo:
Conocer la Palabra de Dios. ¿Obvio no? Sin embargo muchos líderes
juveniles saben más de las canciones de alabanza de moda que de la
Palabra de Dios.
Saber enseñarla de manera relevante. No se puede comunicar la Biblia a
ésta generación con los antiguos métodos. La Biblia no cambia, pero
las herramientas pedagógicas deben constantemente ser revisadas. Es
indispensable para los líderes eficaces estudiar “liderazgo y
pedagogía”. Con Especialidades Juveniles dictamos seminarios
intensivos de entrenamiento. Te invito a visitar www.generacionlideres.com.
No te lo pierdas cuando esté cerca de tu ciudad.
Mantenerse actualizados. La Palabra de Dios debe hacer contacto con el
mundo juvenil real. Es indispensable mantenerse conectados con lo que
los jóvenes viven, ven y hablan a diario. Algunos enseñan las Sagradas
Escrituras como si fuera un libro de historia hebrea o un código
moral. Pero el punto es saber cómo vivir hoy a la luz de lo que Dios
ha revelado. Por eso los mejores predicadores son siempre aquellos que
conectan las Sagradas Escrituras con las facetas prácticas de la vida
de los jóvenes.
Crear una atmósfera segura. Los jóvenes tienen dudas y preguntas, pero
a veces no sienten confianza de poder hacerlas. Tienen miedo de ser
avergonzados o peor, condenados por no saber o por cuestionar. Salvan
las apariencias, pero continúan ignorantes y es obvio que así no se
puede crecer en nuestra comprensión de los planes de Dios.

Es posible tener resultados extraordinarios en la vida de nuestros
jóvenes. Es tiempo de que se levante un liderazgo juvenil inteligente.
Es nuestra tarea comprometernos con enseñar la palabra de Dios de
manera práctica y mantenernos actualizados. Te invito a la Convención
Internacional Liderazgo Juvenil. La congregación más grande de líderes
que queremos enseñar la palabra de Dios a esta generación. Infórmate
en www.convencionliderazgo.com.

Este es tiempo de aferrarnos a las Sagradas Escrituras, pero no como
amuleto, sino como un mensaje vivo y eficaz que debe ser conocido y
asimilado por nuestros jóvenes.


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