viernes, 11 de diciembre de 2009

DOMANDO LA TELEVISION

Un estudio muestra que el preescolar promedio pasa 28 horas a la
semana frente al televisor. ¿Cuáles son las consecuencias de ver
televisión? Estas son apenas unas de las más aterradoras:
• Los chicos que ven demasiada televisión no son lo suficientemente
creativos.
• Los niños que ven mucha televisión no ejercitan casi nada más que
sus párpados.
• La violencia que presenta la televisión insensibiliza las mentes y
los corazones impresionables.
• Los niños no desarrollan su inteligencia mirando televisión.
• La cantidad de televisión que ve un niño corresponde directamente al
riesgo de desarrollar serios problemas de salud cuando sea adulto.
Por muchas medidas que tomemos los niños pequeños que ven demasiada
televisión son menos saludables: física, emocional y relacionalmente
que los niños que no ven televisión, o los niños que la ven limitada
por sus madres.

Debido a esta aturdidora investigación, un creciente número de
familias están escogiendo convertirse en «libres de televisión». Los
investigadores están encontrando que las familias «libres de
televisión» demuestran un alto grado de salud. Con mayor probabilidad
se sientan a cenar juntos, juegan juegos de salón, van a dar caminatas
como familia, cuidan del jardín de la familia, duermen más, y hacen
más cosas en la casa.

Los padres en las casas «libres de televisión» tienen como una hora de
conversación significativa todos los días con sus hijos (comparado al
promedio nacional de entre cinco a seis minutos por día). Casi el 70%
de los padres piensan que a sus hijos les va mejor sin televisión.

Así que, ¿cuáles son algunas sugerencias que hago para los padres?
1. Apague el televisor por lo menos una hora antes de irse a la cama.
2. Vean la televisión con propósito y úsela para estimular la
conversación.
3. Pruebe una noche (o una semana) libre de televisión.
4. No use el televisor como niñera.

Reducir poco a poco el tiempo que se ve televisión es una decisión que
casi garantiza mejoría en la salud: física, emocional, relacional y
espiritual, tanto para los hijos como para los padres.

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Este artículo ha sido tomado del libro:
Plan de Dios para un Niño Saludable por Dr. Walt Larimore

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