viernes, 11 de diciembre de 2009

FAMILIAS DE FE

Está su familia edificando la fe necesaria para enfrentar lo
imposible?

Durante muchos años hemos visto a la Iglesia crecer en fe en diversas
áreas; con el tiempo se han incrementado las predicaciones y la
práctica de la fe. La sanidad física, la prosperidad, la sanidad del
alma y la liberación - todas estas son áreas en las que hemos visto
crecer la fe dentro de los corazones de los creyentes; sin embargo,
pareciera que la familia y el matrimonio se encuentran al final de
esta lista. Muchas veces hemos escuchado a las parejas pasar al frente
a consecuencia de un llamado al altar, donde se les dice que solamente
crean en Dios y ellos verán una diferencia en su matrimonio. ¿Cómo
podrán hacer esto, si están enfrentándose a circunstancias imposibles?
Si los llamados al altar para sanidad física se estuviesen conduciendo
como los que se hacen para sanidad en el matrimonio y la familia,
pocos tendrían aun la fe para la sanidad de sus cuerpos. La duda e
incredulidad permean la manera de pensar de la Iglesia en lo referente
al matrimonio y a la familia. El "libre albedrío" es anunciado como la
razón primordial por la cual uno no puede creer en el cambio del
cónyuge.

Muy a menudo los consejeros ven los problemas dentro del matrimonio y
la familia desde el punto de vista de su propia experiencia o
trasfondo en vez de hacerlo desde lo que Dios dice sobre ellos. Se les
roba el gozo a las parejas, a los padres se les dice que no ‘tengan
muchas esperanzas" y a los niños pequeños se les dice que el
rompimiento de su familia hará que las cosas se mejoren. Si la fe es
la sustancia de lo que se espera; ¿cómo se puede desarrollar fe en una
atmósfera donde se ausenta la esperanza?

¿Carecen de fe nuestras familias de hoy en día?
Cuando una pareja llega al punto de separación o divorcio, a menudo a
aquel de los cónyuges que desea trabajar en el matrimonio se le dice
que no hay nada que se pueda hacer al respecto. "Se requiere de dos
para poder sanar un matrimonio". Si uno de los cónyuges no desea
mantenerse junto al otro, es casi seguro que al otro se le dirá que:
"suelte" y que continúe con su vida.

Si, a las personas que se les ha diagnosticado con una enfermedad
terminal, se les aconsejara de la misma manera, ¿habría acaso alguna
esperanza para sanidad física? No; los llamados al altar para sanidad
física son hechos después de que la Palabra ha sido predicada y los
testimonios han fortalecido a los creyentes para alcanzar y tomar sus
propios milagros. Entonces, ¿por qué no debería de ser así con el
matrimonio y familia?
Las Escrituras nos dicen muchas cosas al respecto de la fe. Sabemos
que sin ella nos es imposible agradar a Dios (Hebreos 11:6); Sabemos
que aun Jesús en su ministerio terrenal fue obstaculizado por la falta
de fe a su alrededor (Mateo 13:58); Y las Escrituras nos hacen una
pregunta muy importante: "Pero cuando venga el Hijo del Hombre,
¿hallará fe en la tierra?" (Lucas 18:8). ¿Encontrará El fe para el
matrimonio y la familia?

La Fe comienza por nuestras familias

No podemos continuar tratando con el tema de la fe en el Cuerpo de
Cristo sin ver el matrimonio y la familia. Todas las situaciones de
nuestra vida comienzan en casa. ¡Dios desea que aprendamos lo que El
dice acerca del matrimonio y la familia! Necesitamos aprender a como
tener fe para uno y para el otro dentro de nuestras familias primero
que nada. Algunas veces es más fácil creer por otros, que por aquellos
a quienes conocemos bien y nos conocen de igual manera. Es mucho más
fácil tener fe para otras cosas fuera de la familia, pero, ¡Dios desea
que nuestra fe comience en nuestras familias!

Crecer juntamente en fe para nuestras familias significa aprender a
ver más allá de las circunstancias y hacia lo que Dios ha prometido.
Fe para nuestras familias significa:
• Aprender cual es la Visión de Fe de Dios para nuestro cónyuge e
hijos.
• Descubrir los dones que Dios ha puesto dentro de cada uno de
nosotros y saber como ayudar a desarrollarlos.
• Descubrir a temprana edad en la vida de nuestros hijos lo que Dios
les ha llamado a hacer y cooperar con Su plan.
• Arrepentirnos cuando los años han pasado y no sabíamos entonces lo
que sabemos ahora.
• Creerle a Dios por cada nuevo día y creer que El aun esta trabajando
en la vida de cada miembro de nuestra familia.

Nuestras familias proveen la mejor escuela de fe que podríamos alguna
vez pedir. El área familiar es donde nuestros corazones son mayormente
probados y donde podemos ver lo que se encuentra verdaderamente dentro
de nosotros. Podremos sonreír superficialmente por un par de horas a
la semana dentro de la Iglesia, pero aquellos dentro de nuestros
hogares saben quien somos en realidad. ¿Que mejor lugar para empezar a
crecer honestamente en la fe?
El caminar en fe es un proceso que dura para toda la vida. Cada
familia tiene retos. Que cada reto que encontremos solamente nos anime
a fortalecernos en la Palabra de Dios y en creer aun mas en lo que El
ha prometido. ¡Que aprendamos a ser honestos acerca de nuestra familia
y a pararnos, unidos enfrentando las tormentas de la vida en unidad!

El enemigo busca poder dividirnos y conquistar a nuestras familias,
pero Jesús ha pagado ya el precio por nuestra victoria.

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